Los fanc/zines

Vaya por dios. Cada poco salen como plagas nuevas publicaciones en formato fanc/zine (ignoro el extremo consontántico por el que se inclina la palabra) invocando una suerte de vuelta a la Arcadia literaria, a la autenticidad, lejos de crítica, editores, grupos y nada que no sea limpio, puro y cuasi bíblico.

Ya... Perfecto. Es un formato tan digno como cualquier otro, la undergrandidad puede ser una buena opción de vida para según qué sujetos pero... ¿nadie explica en los círculos literarios que si te editan tus colegas en su fanc/zine lo mismo no es por propia capacidad sino por las cervezas de después?

Es un suponer...

Higiene cibernético-literaria

Ay... la placidez de agosto llega a su fin y las obligaciones están a punto de hacerse dueñas y señores de nuestros horarios de trabajo y asueto. En estos días de mucho navegar por la blogosfera he llegado a la conclusión de que sería recomendable imponer un código ético para la práctica de la literatura en sociedad virtual, que luego todo se confunde.

Porque -y no tiene nada de malicia la pregunta- si al médico le pedimos seis años de formación y un MIR, ¿qué nos hace pensar que el periodista no tendrá que sufrir idéntico proceso de acopio de conocimiento? Peor aún, ¿qué nos hace pensar que la crítica literaria online puede estar en manos de cualquiera al que nadie haría ni remoto caso en otro soporto menos tolerante con la estulticia generalizada?

Preguntas, preguntas...

El cuento

Hay artes nobilísimas en manos de inexpertos. El cuento, ese hermano pobre pero contundente de la novela, está en plena floración en lengua española. Lo demuestran los catálogos editoriales, las antologías, los suplementos culturales y el aburrido pero inabarcable mundo de las bitácoras.

El problema viene cuando se recogen los frutos.

Y si no, véase el número veraniego de una celebrada revista hispano-mexicana.